«Entradas al Salón de Baile» es un vídeo de la serie «Entradas y salidas», de las primeras piezas de Fur Alle Falle, con Diego Dorado.
Videoperformance donde 2 personajes interactúan con el espacio y el tiempo, haciendo uso del mobiliario y de las anécdotas que les acontecen a tiempo real. Mediante el montaje del vídeo se superponen texturas y defragmentaciones glitch.
El vídeo pertenece a una serie de 5 Vídeos llamados «entradas y salidas», basados en la videoperformance como forma de hacer. La serie se presentó en 1998.
El vídeo se estrenó en la Galería Kitsch International de Valencia en el año 2000, posteriormente se presentó en el Festival VAD de Gerona de 2003.
Ahora forma parte de la selección de «CarasB del videoarte español»
y se ha proyectado en:
Del 23 al 29 de Agosto en el 15th Thai Short Film & Video Festival en Bangkok, Tailandia.Las proyecciones se celebrarán en el BACC, Bangkok Art and Culture Centre del 23 al 29 de Agosto.
Del 1 al 8 de Septiembre de 2011, Caras B en el Experimental Film and Video Festival EXiS2011
En Seúl.
Este es el texto redactado por Carlos Trigueros que acompaña a la pieza audiovisual:
Examinando la novedosa_ y recién adquirida_ tecnología digital, los miembros de Fur Alle Falle se ponen a jugar y experimentar delante de ella. Constantes son las miradas a cámara, un nuevo habitante del salón, inmóvil y extraño al que hay que cortejar.
Entre un experimento científico sin ninguna premisa y un juego demasiado organizado las pruebas frente a la cámara son sencillas: cambios y permutaciones de disposición tanto de ellos como de los elementos del salón, cambios de vestuario, momentos off (como el magnífico en el que uno de los dos autores está hablando por teléfono y comenta «…no puedo porque estoy grabando un vídeo»).
Todo el proceso es un reto para tantear las habilidades del nuevo aparato hasta que éste llega a sus límites y píxela o fragmenta la realidad duplicando y reconstruyendo a
quien se pone demasiado inquieto.
Con la premisa de practicar un uso disfuncional del medio digital provocan distintos ensayos con el propósito de llevarlo al límite liberando, de este modo, al medio audiovisual de las convencionalidades heredadas y los modos de representación normalizados. Las pruebas son sencillas, dos individuos y un sofá en un salón ajedrezado. En lugar de comprobar la
resistencia golpeando a la cámara, o su electrónica mediante imanes o cortocircuitos, se dedican a juegos ópticos por posiciones relativas, desequilibrios, efectos de espejo, pruebas de reconocimiento enmascarándose ante ella, para continuar con los problemas que pueda
otorgar la edición como pixelados, barridos alterados, desincronizaciones, incrustaciones y movimientos de texto, etc.
Cotejan los procesos no lineales, manipulan las estructuras, distorsionan y dislocan algunos de los principios elementales que se emplean para _ la imagen y el sonido; todo ello siendo conscientes de que sólo son experimentos por lo que se salen de cuadro, hablan por teléfono, comen, comentan anécdotas, reciben a sus amistades y demás despropósitos que no se llevarían a cabo de ser una obra de arte o una película «serias».
Pero esa es la gracia de esta pieza, un despropósito divertido, sugestivo y seductor ante la mitificada tecnología. Una estimulante impredecibilidad de caos controlado en una
radical experimentación formal que termina cuando la cinta se acaba.